Por Constanza Araya. Estudiante de periodismo UPLA, Diplomada en Políticas Públicas Indígenas UNAP y chilkatufe de Escuela de Arte Textil Mapuche Ad-Llallin.
La historia de las forestales en Chile se remonta en la época de dictadura, para ser más exacta en octubre del año 1974 cuando se aprobó la Ley de Fomento Forestal (DL 701) , firmado por la junta militar y los civiles que daban respaldo técnico.
Aquel decreto calificaba como terrenos de aptitud forestal a las zonas de interés para las industrias, sin resguardar los bosques y tierras agrícolas, además de establecer una bonificación del 75% de los gastos en que los particulares incurriesen al momento de plantar árboles.
A partir de 1974 las bonificaciones comenzaron a ser recibidas por quienes poseían grandes extensiones de terreno, esta medida se justificó afirmando que las plantaciones recuperarían los suelos erosionados.
Sin embargo, no sólo se forestaron terrenos dañados sino muchos otros que tenían extensas franjas de bosque que fueron talados y quemados para sustituirlos por monocultivo. Un ejemplo de esto, es lo que ocurrió entre el río Maule e Itata, donde se perdió el 67% de su superficie original boscosa.
Remontándonos a la actualidad, es lamentable mencionar que el DL- 701 sigue todavía funcionando, siendo un negocio lucrativo subsidiado por el Estado de Chile, porque desde aquella oscura época continúan abalando este modelo que solo beneficia a unos pocos.
«…el sector forestal se constituye como el segundo rubro primario exportador del país, después de la gran minería del cobre…»
¿Y ahora quiénes manejan el negocio de las forestales en Chile? El rubro está concentrado principalmente en dos grandes empresas: Celulosa Arauco y CMPC.
Arauco pertenece a la propiedad anónima Antar Chile controlada por la familia Angelini, la que además posee inversiones en el área de distribución de combustible, generación de energía, minería, pesca industrial y tecnología.
Por otra parte, el grupo CMPC controlada por el grupo Matte, se provee de maderas a través de Forestal Mininco y también tienen inversiones en el sector eléctrico, de telecomunicaciones, bancarias, portuarias, entre otros.
El destino principal de los productos forestales en Chile es la exportación, enviando cargamento de celulosas o madera para el consumo de China, Estados Unidos, Japón, Holanda y otros países. De este modo el sector forestal se constituye como el segundo rubro primario exportador del país, después de la gran minería del cobre.
¿Cuál es la diferencia entre bosque nativo y plantación forestal? Primero, es importante aclarar que las plantaciones forestales no son bosques, estas se desarrollan mediante el proceso de monocultivos, lo que genera una homogeneidad del hábitat y paisajes, existe una escasez de los nutrientes y agua, y además se aplica el uso de pesticidas lo cual es muy dañino para el ser humano y el entorno en general. En cambio el bosque nativo es un lugar enriquecido por la diversidad de flora y fauna que lo rodea.
Para CONAF, el DL- 701 ha funcionado exitosamente, en el año 2012 anunció que en Chile se plantaron más de 100 mil hectáreas de bosques. Sin embargo, las especies de pinos y eucaliptos ocupan prácticamente la totalidad de esta superficie, pero como les había mencionado anteriormente, las plantaciones forestales no son bosques, por lo tanto existe una grave contradicción de conceptos.
«Los monocultivos de pino y eucaliptos han propiciado la propagación de incendios en las zonas donde se emplazan y han contribuido en la sequedad de los terrenos»
Los monocultivos de pino y eucaliptos han propiciado la propagación de incendios en las zonas donde se emplazan y han contribuido en la sequedad de los terrenos.
Las plantaciones de pinos y eucaliptos, las plantas de celulosas y toda la infraestructura vial y portuaria a su servicio, son elementos que representan la explotación de los territorios que ocupan y el empobrecimiento de sus comunidades.
La mitad del papel y cartón que se produce mundialmente es usado en embalaje y la mayor parte del papel que se imprime se utiliza para publicidad, finalmente una mínima parte de la producción se destina al uso y beneficio de la población.
Mientras la demanda aumenta, la instalación de plantas celulosas se realiza con el argumento de atraer progreso en la comunidad, ofreciendo puestos de empleos y mejoras en la infraestructura de los poblados, ocultando los daños que estas instalaciones producen en la vida de las comunidades y el extenso desastre ambiental que se produce en distintos territorios, mientras tanto sus estrategias comunicacionales se dedican a ocultar estos daños.
Actualmente, los lugares que soportan plantaciones y albergan plantas de celulosa no ofrecen condiciones de habitabilidad para su gente obligándola a emigrar, dejando a completa disposición del negocio forestal los espacios anteriormente usados en la producción o recolección de alimentos y en la conservación del bosque.